La semana pasada los alumnos de 4º de ESO C tuvimos la suerte de disfrutar del intercambio a Seinajöki (mientras nuestros compañeros de 4º A estaban muy cerca: en Imajöki), una pequeña ciudad situada en el suroeste de Finlandia . El viaje se llevó a cabo por la misma escuela Montessori, donde la actividad acaba formando parte del currículo.
En el mes de octubre, los compañeros finlandeses ya pasaron una semana con nosotros y tuvieron la oportunidad de convivir y adaptarse a las costumbres de una familia mediterránea. Ahora era nuestro turno de ir a descubrir su cultura, sociedad, familia, costumbres y, en general, su rutina. No hay duda de que fue un gran reto para nosotros, ya que tuvimos que afrontar variables como su clima, muy frío por nuestros estándares.
El intercambio prometía muy bien. Durante el fin de semana cada uno de nosotros pasó la jornada con nuestras respectivas familias y pudimos disfrutar de nuevas actividades como patinaje sobre hielo, esquí, moto de nieve y snowboard. Otros aprovecharon el sábado para visitar una de las ciudades más turísticas del país, Tampere. Allí, tuvieron lugar actividades como el «Room escape», subir a la «Tampere Tower», de 124 metros de altura o ir de compras. Muchos de nosotros también tuvimos la oportunidad de ir a una hoguera situada en medio de un lago helado donde cocimos diferentes alimentos como salchichas para cenar mientras reíamos y contábamos anécdotas entre todos. Una experiencia muy enriquecedora y divertida.
Durante la semana asistimos a la escuela cada día y nos dimos cuenta de que su manera de ver la enseñanza era muy diferente a la nuestra. Las clases sólo duran 45 minutos y luego tienen 15 de descanso. Aunque se agradecía, en ciertas ocasiones cortaba un poco el ambiente de trabajo y cada vez costaba más concentrarse. Las normas también se diferencian bastante de las que tenemos nosotros. Por ejemplo, allí el uso del teléfono móvil está totalmente permitido, fuera de las aulas.
Por otra parte también pudimos observar muchas cosas positivas. Una de ellas es que la educación en Finlandia es mayoritariamente práctica, lo que hace que los alumnos aprendan la habilidad de cocinar, coser, pintar, diseñar o leer facturas. Todo ello, además de dar mucha importancia al deporte y conocer a uno mismo. El ambiente que se crea de esta manera es muy peculiar donde los alumnos disfrutan yendo a clase. Hablando con ellos observábamos que todos tenían muchas ganas de volver al cole el día siguiente, ya que se lo pasan muy bien, no tienen presión y además las jornadas son mucho más cortas (4 o 5 horas por día).
Aparte, una vez llegan a casa sobre las 2 o 3 de la tarde, no suelen tener deberes ni exámenes para los que estudiar, así que tienen 6 o 7 horas para dedicarse a ellos mismos, a sus propios intereses, a practicar deportes, a tocar un instrumento o simplemente a pasar rato con la familia y los amigos. Esto es probablemente una de las mejores observaciones de su sistema, ya que nosotros cada vez tenemos menos tiempo para dedicarnos, y eso hace que no podamos disfrutar tanto como ellos hacen de nuestros hobbies y del tiempo en familia.
Nos dimos cuenta de que su forma de ser también es muy diferente de la nuestra, y esto, hacía que a veces hubiera momentos incómodos entre todos. Aunque en su contexto lo pasan bien, visto desde nuestros ojos eran mucho menos divertidos y abiertos que nosotros. Pero básicamente de esto consistía el intercambio, de convivir con personas con una cultura totalmente distinta a la nuestra y aún así reír, compartir y hacer nuevas actividades. Y así fue. ¡Todos nos lo pasamos muy bien y en las familias no hubo ningún tipo de problema! ¡Al contrario, el último día más de un lloró!
Las actividades que hicimos durante la semana han sido inolvidables, sobre todo la de bañarse en un lago helado! Para todos nosotros era la primera vez que lo hacíamos y esperamos que no sea la última. Consistía en correr de la sauna en un lago helado para bañarnos durante unos segundos. Y así sucesivamente. Según ellos, este tipo de actividades van bien para la circulación y ayudan a no envejecer. Esta es una experiencia que nunca deberíamos vivido si no hubiéramos participado en este intercambio y, aunque nos quedaron los pies y las manos congeladas, estamos seguros de que lo repetiríamos mil veces más.
También visitamos un zoo en Ähtäri donde pudimos contemplar lobos, osos, ciervos y otros animales típicos de allí. Los siguientes días tuvieron lugar otras actividades increíbles como cocinar muffins, pasar la tarde en un parque de aventura, hacer guerra de nieve y participar en las diferentes clases. Pero sin duda, una de las mejores actividades fue bajar en trineo. Nos lo pasamos en grande, subiendo y bajando sin parar, riendo … ¡Fue increíble!
Podríamos continuar contando anécdotas y actividades durante horas, pero acabamos diciendo que el intercambio ha sido muy especial para cada uno de nosotros. Al menos lleno de nuevas experiencias. Quizás nos hemos dado cuenta que no es la sociedad idílica, pero también nos ha servido para ver que ninguna cultura es perfecta, pero podemos aprender mil cosas nuevas de todas y mejorar día a día. Aparte de esto, la clase se ha unido muchísimo, hemos reído y hemos compartido aventuras que recordaremos durante mucho tiempo. Y evidentemente, hemos hecho nuevos amigos que esperamos volver a ver cuanto antes!
Lo recomendamos totalmente a todas las personas que tengan la oportunidad, porque aparte de aprender cosas nuevas, hacía tiempo que no nos reíamos como lo hemos hecho, todos juntos.
Júlia Chiner y Annais Soriano