El seminario socrático es un recurso pedagógico que ofrece a los participantes la posibilidad de compartir ideas y conocimiento sobre lecturas, tanto en relación a aspectos de forma, como el estilo, la estructura o recursos técnicos, como de fondo, como el argumento, la trama, los personajes, la finalidad del autor o los contextos. A menudo, el seminario es útil para resolver dudas que hayan podido quedar tras la lectura o comentar vacíos o agujeros negros que el autor haya dejado. Los participantes presentan y discuten los diferentes puntos de vista e hipótesis sobre un mismo hecho, y sobre el posible significado que quiso dar el autor.
Un estricto estilo de diálogo abierto, marcado por la cortesía entre los participantes permite obviar la función del moderador porque la conversación fluye espontáneamente, gracias a la responsabilidad de los interlocutores.
En el Seminario sobre «Las últimas tardes con Teresa» se propuso abrir el diálogo revisando el hilo argumental. Ya durante este repaso de la trama, se pusieron de manifiesto dos recursos narrativos que muy utilizados por Marsé, la multiplicidad de narradores y los saltos temporales.
El fondo de la obra nos ha obligado a reflexionar sobre las diferencias entre clases, las actuales y las que había a mitad del siglo XX, en la España que se recuperaba de la guerra. Marsé hace una crítica a la sociedad burguesa (otro elemento que nos conecta con el realismo) y a las hipocresías presentes en las posturas rebeldes y progresistas de una gran parte de la clase burguesa (universitarios de pensamiento izquierdista que promueven huelgas y altercados).
Entrando en los personajes, coincidimos en que existe un paralelismo entre dos protagonistas, Teresa y Manolo, que se constató y dio mucho que hablar. Ambos ambicionan moverse de donde están. Comparten carácter rebelde y desean conocerse mutuamente, saber de sus mundos e inmiscuirse en ellos. Manolo desea el ascenso social y Teresa, de algún modo, desea descender (aunque sea a ratos y fruto de su personalidad intrépida y curiosa) a una sociedad a la que no pertenece, el ambiente obrero de la Barcelona periférica; le atrae enormemente. ¿Es parte de la ironía de Marsé? Manolo tiene a Teresa en un pedestal, y Teresa lo tiene por un líder proletario. Es, decíamos, una forma de presentar el idealismo propio de la juventud.
Las relaciones de amistad, pareja y entre padres e hijos nos han dejado también algunos interrogantes, así como la importancia de la educación y el acceso a la misma como factor que marcará diferencias de actitudes en los estilos relacionales y de ocio. Maruja se presenta como una chica fácil y sin pudor ante la prepotencia y el despotismo de Manolo. Ella no tiene apoyo familiar, hogar, ni tampoco educación. Teresa, en cambio, más prudente en sus relaciones, con cultura y familia, se mostrará capaz de hacerse respetar. Es curioso -o irónico- que esta siente envidia por lo avanzada y liberal que parece Maruja en el tema de las relaciones de pareja.
Otro tema que acompaña la trama es el de las formas de vida al margen de la legalidad, los negocios sucios y las causas por las cuales determinados grupos acaban delinquiendo. Marsé quiere dejar claro un origen e infancia ambiguos y complicados del protagonista pijoaparte. No le excusa, pero nos lo explica.
Finalmente, a nadie pasó por alto la visión de una sociedad inundada por un marcado machismo que solo salva, en cierto modo y en algunos episodios, la personalidad fuerte (y con un nivel de formación universitaria) de Teresa.
Teresa representa la oportunidad de salvar las diferencias de clases, por un lado, y sentar la igualdad entre hombres y mujeres mediante el avance cultural de la sociedad, por otro.
Alumnos de 1º BTL Lengua y Literatura Castellana