La entrada a la escuela representa para los niños la primera separación del núcleo familiar. Es un periodo lleno de nuevas vivencias tanto para ellos, como para las familias y para las educadoras.
Los niños se tienen que adaptar a personas nuevas, en el espacio, a unos nuevos ritmos, a los otros niños, etc. Y las educadoras tienen que conocer niños y familias para encontrar la manera más adecuada de acompañar en este proceso y hacerlo lo más agradable posible.