Cada día en el aula de bebés realizamos actividades de cuidado e higiene personal. El niño o niña nos observa realizando ciertas rutinas que ellos irán absorbiendo y poco a poco reproduciendo. El ambiente preparado nos da la posibilidad de poder trabajar con mayor calma actividades como lavarse las manos, recoger, limpiarse la nariz, poner y quitar zapatillas o abrir la mochila. Es importante comenzar pidiéndoles su colaboración y participando conjuntamente para conseguir que poco a poco sean ellos quienes lo hagan solos. El adulto es el modelo principal, por ello es muy importante que vayamos repitiéndolas, de modo que el niño las observará, repetirá e irá perfeccionando.
Los objetivos de este tipo de actividades son ayudar al desarrollo de la independencia, autonomía, autoestima, confianza en sí mismo y seguridad. También ayudan a refinar la coordinación y los movimientos finos y gruesos, adquirir un orden interno, poder adaptarse a las normas y costumbres de la sociedad en al que viven y sobre todo, fomentar los hábitos de higiene y cuidados. Es muy importante todo el proceso de desarrollo motor y psíquico que estas actividades implican.
Como decía Maria Montessori:
“Quien no comprenda que enseñar al niño a comer y vestirse solo es más difícil que vestirle y darle el bocado, y que es una labor más larga, la cual requiere de mucha paciencia, no comprende la diferencia entre el trabajo de un educador y un sirviente”. Montessori, Maria. (1986). La Mente Absorbente del Niño.