El castillo de San Ferran nos gustó mucho por varios motivos. Una de las cosas que pudimos ver fue el patio de armas y nos llamó la atención porque era más grande que un campo de fútbol. Además, visitamos las cuadras donde los caballos pasaban muchas horas. Los monitores nos explicaron que el castillo de San Fernando es considerado la fortaleza más grande de Europa y catalogado como monumento histórico artístico.
Luego, al mediodía fuimos a comer a un parque al borde del museo para coger energía antes de visitarlo. Finalmente, por la tarde llegó el momento más esperado de todos: la visita al teatro-museo Dalí! Allí, la Carmen, que es como se llamaba nuestra guía, muy amablemente nos hizo una ruta guiada por el interior del museo. De esta visita quisiéramos destacar los siguientes puntos:
– La magia de algunos cuadros de Dalí, que se transforman si te estiras los ojos con los dedos (efectos ópticos).
– El amor por su amada Gala, a quien dibujó muchas veces.
– Los cuadros hechos durante la guerra que mostraban la falta de comunicación entre personas y el hambre.
– Su admiración por Pablo Picasso.
– Que era un artista muy completo porque no sólo pintaba cuadros, sino que también hacía joyas y esculturas.
– Su gusto por todas las cosas surrealistas, especialmente aquellas que vivían dentro de su imaginación.
– La personalidad de sus bigotes.
Por todas estas cosas y más, queremos decir que nos lo pasamos muy bien y que recomendamos a todas las personas que visiten tanto el castillo como el museo.