Un padre de un alumno de nuestro centro ha sido el encargado de explicar cómo podemos hacer un buen uso de la tecnología, cuáles tendrían que ser los límites y cómo deberían de ayudar los padres y las madres a gestionar el uso de los aparatos electrónicos más allá de poner restricciones o limitaciones horarias.
La idea principal que se recogió de la charla se podría resumir planteando la siguiente cuestión: ¿cómo funciona nuestro cerebro? Y la respuesta que se extrajo fue la siguiente: cuanto más le das de algo, más quiere, pero no sabe diferenciar lo bueno de lo malo.
En este sentido, la conclusión fue que un mismo tiene que ser capaz de ponerse límites de horarios a la hora de usar aparatos electrónicos.
Crear rutinas de actividades que son buenas para nuestro desarrollo, tanto en el ámbito personal como académico: el cerebro pensará que esto es bueno y nos pedirá hacerlo cada día (ejemplo, la lectura).