Los alumnos y alumnas del ciclo de primaria 123 realizaron una visita al Acuario de Barcelona el (sería conveniente poner la fecha). Esta experiencia les ha permitido conocer parte de las comunidades marinas que caracterizan el mar Mediterráneo y las aguas tropicales, un mundo que se les presenta como innovador y sorprendente.
Después de completar el recorrido por el acuario, los estudiantes asistieron a un taller titulado “Vivo en el mar y no soy un pez”, donde descubrieron los diferentes invertebrados que comparten el mar con los peces y los mamíferos acuáticos. A continuación, al día siguiente, los niños y niñas de esta etapa realizaron un texto en el que explicaban todo lo que habían visto y aprendido en el acuario.
Dicho esto, podemos decir que en la información que escribieron los escolares se observa que dividen a los habitantes del mar entre los que vieron en la zona del acuario mediterráneo, que descubrieron que tienen colores apagados como marrones y grises, y los que estaban en la zona del acuario tropical, con colores más vivos.
Entre estos seres del hábitat mediterráneo se encontraron las morenas, que buscan refugio en las grietas o los agujeros de las rocas en la parte de la costa rocosa. Mientras que en la costa arenosa, los erizos de mar y los cangrejos ermitaños conviven con peces planos como los lenguados, que pueden cambiar de color y camuflarse entre la arena. Por último, en la zona de mar abierto se encontraban las rayas, que en lugar de aletas dorsales tienen una cola muy larga terminada en un aguijón, y las palometas, con una forma afilada y una musculatura potente para nadar rápidamente.
Por otro lado, como se ha mencionado anteriormente, están los animales del acuario tropical, como los tiburones tropicales, que los alumnos y alumnas descubrieron que tienen un esqueleto cartilaginoso y dos filas de dientes renovables. De igual manera, aprendieron a distinguir entre machos y hembras de esta especie. En el acuario pudieron ver cómo los tiburones de punta blanca descansaban en los arrecifes de coral, y los de punta negra no paraban de moverse debido a su respiración pasiva (necesitan nadar continuamente para poder respirar). Junto con el guía, vieron los arrecifes tropicales, y el mencionado anteriormente explicó a los estudiantes que los peces payaso y las anémonas se ayudan mutuamente en una relación de simbiosis: los peces payaso limpian las anémonas y les proporcionan comida, y a cambio las anémonas les ofrecen protección entre sus tentáculos.
Finalmente, en sus redacciones no podía faltar la parte que más les gustó: atravesar el túnel por el que podían ver cómo nadaban al lado y por encima de ellos los tiburones, las rayas, los meros, entre otros, además de mencionar que se han quedado con muchas ganas de regresar otro día para descubrir más sobre el mundo que se encuentra bajo el agua.