La cara de los niños y niñas cuando bajan por el camino del bosque y observan desde lejos que hay cabañas no tiene precio. El espíritu explorador aparece de repente: todos con troncos y bastones porque quieren continuar lo que han empezado los mayores de la escuela; otros directos hacia dentro a investigar y a jugar. De repente encontramos a los niños allí sentados, explicándose historias y compartiendo momentos juntos, jugando y riendo. De estos momentos tenemos muchos, ¡pero hoy compartimos con vosotros este!
Bajamos al bosque y… ¡sorpresa hay cabañas!

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